lunes, 30 de julio de 2012

me tumbaría aquí mismo, me olvidaría de todo..



Un día deje de lado el temor a perder. Descubrí que no era yo la mejor y que quizás nunca lo fui. Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, una filosofía de vida. Es difícil sobrevivir sólo con una sonrisa. Buscar la razón para ser feliz cada día. Quien sabe donde podremos estar dentro de unas horas, en una gran montaña rusa, en el mar, o en una montaña contemplando un atardecer o simplemente en tu casa con una taza de café en la mano. Ya no espero nada, cada segundo que pasa es valioso, irrepetible pero, a veces, tan lleno de soledad…  por eso decidí decirle adiós a eso que ardía en mi interior, y si la vida me da la espalda, dejaré que el tren pase. Aun que me quedan mil cosas por hacer, mil experiencias por delante, mil derrotas, mil victorias, saborear lo extraño, explorar la vida, sentirla. Descubrir la gravedad cero, ser comida con la mirada, regalar sonrisas, llegar a la cima de una montaña, perderme en una isla desierta, encontrarme a mí misma, bailar hasta el amanecer, estoy intentando encontrar la definición perfecta de la vida, mil historias escondidas detrás de cinco letras, cinco letras que lo significan todo, diferente significado para cada uno. Una palabra tan usada, pero tan mal empleada, equivocados todos en su significado. Puede que pierda esas palabras que tanto tiempo llevaba buscando, unas palabras que ya se pronunciaron. Y cuando miras atrás y pensar que la vida te está tratando bien o, al menos, no peor de lo que te podría estar tratando. Hay veces, justo cuando más lo necesitas, que no hay nada. No hay nada en la tele, no hay nadie con quién poder hablar, no hay música que escuchar. Y ésta es una de esas veces que, justo cuando más lo necesitas, no hay nada. Te tienes a ti, y ante una mala noticia como la recibida ese día y sin nada más que te consuele o distraiga, no tienes nada más que unas palabras en tu mente, breves, pero intensas, que, al fin y al cabo, son mejor que nada. Creo en mí. No debería esperar por nada, ni por nadie. Pero no hay prisa, no. 

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